El Incidente 3208 (3ª Parte y Final)
Hundimiento del U-176
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está inscrito en el Registro General de la Propiedad Intelectual de España con el número
M-008568/2010. Para la reproducción parcial o total del presente trabajo
deberá acreditarse debidamente la fuente: MAXIMINO
GÓMEZ ÁLVAREZ, “EL INCIDENTE 3208:
hundimiento del U-176”.
Por Maximino Gómez Álvarez (Historiador y Vice-Presidente de la Asociación para la Investigación y Difusión de la Historia naval de Cuba)
Antecedentes:
En los meses previos a
la entrada de Cuba en el conflicto mundial, y ante el curso que iban tomando
los acontecimientos, el Ejército, Marina y Aviación cubana, se preparaban ante
una eventual entrada del país en la guerra; a tal efecto fueron enviados a
territorio norteamericanos diversas embarcaciones para ser modernizadas y
rearmadas; siguiendo un plan escalonado, los cruceros “Patria” y “Cuba” fueron
totalmente rehabilitados, se les reforzó el blindaje del casco, le sustituyeron
sus motores por otros más modernos y potentes y fueron equipados con modernos
equipos de detección y comunicaciones, así como fueron sustituidas sus piezas
de artillerías por otras más modernas, al tiempo que se adicionaban algunas
nuevas. La pequeña fuerza naval cubana contaba entonces con 32 buques de
guerra, entre estos, con 2 cruceros, 11 cañoneras, 5 lanchas artilladas, 4 caza
submarinos de la 1ª Guerra Mundial, 3 buques de transporte y 7 buques
auxiliares. Como resultado de la firma del Acuerdo Naval y Aéreo suscrito entre
Cuba y Estados Unidos con fecha 7 de Septiembre de 1942, se habían tomado,
entre otras decisiones, la de dotar a la Aviación Naval Cubana de modernos
aviones Howard DGA-5, DGA-8, Hidroaviones G-21, varios King Fisher y
transportes, así como crear nuevas facilidades para dichos aparatos. Se realizó
la reorganización y adecuación de los Distritos Navales en que estaba dividida
la Isla, se adquirieron nuevas piezas de artillería para la defensa costera y
se estableció un nuevo centro en el observatorio de Casa Blanca en La Habana,
asesorado por la US Navy Force y dotado del más moderno equipamiento. La
transferencia a Cuba 16 embarcaciones de combate, entre ellas, 12 caza
submarinos de 83 pies y cuatro buques de patrulla como parte del Programa
Lend-Lease[1] fortaleció sustancialmente la
capacidad de combate de la Armada cubana; con la entrada en servicio de estas nuevas unidades
navales, se hizo necesaria la preparación de nuevas tripulaciones.
E crucero "Cuba" fue equipados con modernos equipos de comunicaciones y detección antisubmarina, así como fueron sustituidas sus piezas de artillerías por otras más modernas, al tiempo que se adicionaban algunas nuevas.
Caza submarinos suministrados a Cuba a través del programa Lend Laese, anclados en la bahía de Miami antes de partir hacia Cuba.
E crucero "Cuba" fue equipados con modernos equipos de comunicaciones y detección antisubmarina, así como fueron sustituidas sus piezas de artillerías por otras más modernas, al tiempo que se adicionaban algunas nuevas.
Destructor cubano dotado de una poderosa capacidad antisubmarina.
Buque transporte "Columbia" de la Marina de Guerra cubana.
Caza submarinos de 83 pies, suministrados por EEUU.
Caza submarinos suministrados a Cuba a través del programa Lend Laese, anclados en la bahía de Miami antes de partir hacia Cuba.
Guardacostas norteamericano CG-83355, que en Cuba cambiaría su
numeración por la de CS-11, Jefe de la
Escolta de la División nº 1, comandada por el Tte. de Navío Ramiro Ceballos Sigarroa, desde donde se ordenó al CS-13 atacar al
U-176. Tomado del U.S. National Archives, RG-80G, No. 451534. Cortesía de Mr. Dan Treadwell de Splinter Fleet.
La cálida mañana del 23
de marzo de 1943, la estación Naval del Puerto de Miami se convirtió en el
escenario de la solemne ceremonia de entrega por parte de las Fuerzas Navales
de Estados Unidos, de la flotilla de 12 caza submarinos a la Marina de Guerra
de la República de Cuba. En los muelles se encontraban atracadas las
embarcaciones en formaciones de tres y cuatro unidades, las mismas aún
conservaban sus denominaciones (numeración) dadas por el Servicio de
Guardacostas norteamericano. En la explanada que formaban los muelles de
atraque, permanecían en perfecta formación las tripulaciones de ambos países
(la entrante y la saliente) con sus uniformes impecablemente blancos. A la voz
de mando, ambas formaciones adoptaron la postura de atención y de inmediato se
dejaron escuchar las notas del National Athem Star Spangler Banner (himno
norteamericano) al tiempo que lentamente y con aire marcial se procedía a
arriar la bandera estadounidense, al finalizar y tras unos breves segundos de
silencio, se ejecutaba el Himno Nacional de Cuba, al tiempo que con idéntica
marcialidad, era izada la enseña nacional del país caribeño. En la tribuna
colocada al efecto se encontraban visiblemente emocionados los miembros de la
oficialidad de ambos naciones convocadas al acto, entre ellos, el Comodoro
Julio D. Argüelles, Jefe del Estado Mayor General de la Marina de Guerra de
Cuba; el Capitán de Corbeta Rafael G. Valiente, Jefe de Operaciones Navales de
la Marina Cubana; así como, el Capitán H.H. Benson, Jefe de las Fuerzas Navales
del Golfo y Comandante del 7mo. Distrito Naval; el Capitán J.E. White Beck,
Jefe del US Coast Guard; el Comodoro E.F. Mc Daniels, Jefe del Sub Chaser
Training Center, el Capitán Green Instructor Jefe y otros altos oficiales de
las marinas de ambas naciones. El Capitán Benson, se acercó a los micrófonos
para hacer entrega oficial de las doce embarcaciones de guerra, pronunciando
unas emotivas palabras que fueron escuchas con emoción por todos los presentes:
“… queda mucho por hacer -sentenció,
dirigiéndose a los oficiales y marineros-
muchos submarinos enemigos han incursionado en esta área marítima y pueden ser
muchos más en el futuro. Contamos con la asistencia cubana para hundirlos.
Expulsar y hundir al enemigo en estas aguas, donde puedan los barcos de Cuba y los Estados Unidos navegar
libremente…”[2]
Después de finalizada la intervención del representante de la Armada estadounidense, el Jefe de Marina Cubana, agradeció la colaboración brindada por ese país, enfatizando los lazos de amistad y colaboración existentes entre ambas naciones, recordando que los soldados cubanos y norteamericanos ya habían combatido juntos en más de una ocasión y que una vez más lo harían. Terminada la ceremonia de entrega, las tripulaciones de ambas naciones se saludaron calurosamente y minutos después los marinos cubanos ocupaban sus puestos en las naves y dispusieron todo lo necesario para zarpar; horas más tarde soltaban amarras, para dirigirse en formación con destino a su nueva base en la Bahía de la Habana. En la travesía de la Flotilla con el buque Columbia, como nave nodriza para marcar la formación, afrontaron su primer desafío, al tener que realizar un trayecto azaroso, marcado por el mar tiempo, con presencia de una mar encrespada lo que provocó que algunas embarcaciones dislocaran su rumbo. Al día siguiente media docena de caza submarinos enfilaron la boca de la Bahía de la Habana; desde el Castillo de la Punta, sede del Estado Mayor de la marina cubana, saludaban los marineros y oficiales agolpados en sus muros; el faro del Castillo del Morro había sido engalanado con banderas multicolores del código internacional de señales y a lo largo de la Avenida del Puerto, a pesar de no haberse previsto recibimientos alguno, se fueron concentraron gran cantidad de gentes del pueblo, que observaban con orgullo aquellas pequeña naves, cuyas misiones estaban llamadas a salvaguardar los intereses de las naciones libres contra el enemigo nazifacista.
H.H.J.Benson Comandante del Gulf Sea Frontier y del Seventh Naval District, pronunció unas emotivas palabras en la ceremonia de entrega de los caza submarinos.
Después de finalizada la intervención del representante de la Armada estadounidense, el Jefe de Marina Cubana, agradeció la colaboración brindada por ese país, enfatizando los lazos de amistad y colaboración existentes entre ambas naciones, recordando que los soldados cubanos y norteamericanos ya habían combatido juntos en más de una ocasión y que una vez más lo harían. Terminada la ceremonia de entrega, las tripulaciones de ambas naciones se saludaron calurosamente y minutos después los marinos cubanos ocupaban sus puestos en las naves y dispusieron todo lo necesario para zarpar; horas más tarde soltaban amarras, para dirigirse en formación con destino a su nueva base en la Bahía de la Habana. En la travesía de la Flotilla con el buque Columbia, como nave nodriza para marcar la formación, afrontaron su primer desafío, al tener que realizar un trayecto azaroso, marcado por el mar tiempo, con presencia de una mar encrespada lo que provocó que algunas embarcaciones dislocaran su rumbo. Al día siguiente media docena de caza submarinos enfilaron la boca de la Bahía de la Habana; desde el Castillo de la Punta, sede del Estado Mayor de la marina cubana, saludaban los marineros y oficiales agolpados en sus muros; el faro del Castillo del Morro había sido engalanado con banderas multicolores del código internacional de señales y a lo largo de la Avenida del Puerto, a pesar de no haberse previsto recibimientos alguno, se fueron concentraron gran cantidad de gentes del pueblo, que observaban con orgullo aquellas pequeña naves, cuyas misiones estaban llamadas a salvaguardar los intereses de las naciones libres contra el enemigo nazifacista.
Ceremoniade entrega de la escuadrilla de caza submarinos en loa Bahía de Miami.
Arribo del flotilla de Caza submarinos. Observese que aún no habían sido sustituidas las numeraciones del US Coast Guard.
Tripulación del CS-13 el día en que fueron condecorados.
Dada la posición
estratégica del puerto de La Habana, el mando superior de la Marina había
convenido, que en éste estuviera ubicada la Estación Naval de la Flotilla de
caza submarinos, para ello se había decidido acondicionar dicha instalación
para dislocar en ella aquellas unidades, para lo cual meses antes se habían
creado las facilidades necesarias para la ejecución de las misiones que en lo
adelante debían de cumplir. La Marina
había elegido como base para los caza submarinos, unas instalaciones enclavadas
en los antiguos muelles del Arsenal, propiedad de los Ferrocarriles Unidos,
donde antaño la Compañía Pan American Air Lines había operado sus aviones
anfibios. Aquellas dependencias sufrieron una remodelación capital,
modernizándose y dotándose éstas de nuevas y más eficientes instalaciones de
suministro de agua y electricidad y acondicionándose en ellas las bombas para
el suministro de combustible, erigiéndose un taller de reparaciones y
mantenimiento, con sus almacenes de piezas de repuesto, tanto de motores, como
de equipos de precisión y radio entre otros, acondicionándose, además, una sede
de intendencia, para el suministro de las embarcaciones, con sus secciones de
armamento y municiones; contaba, igualmente, con instalaciones para el
acuartelamiento de los marinos y oficiales, dotado de un puesto sanitario; se
instalaron, además, un puesto de radiocomunicación y cartografía, y en la
última planta se acondicionó un amplio salón de conferencia, donde se
efectuaban la reuniones para analizar el curso de las operaciones en las aguas
próximas, discutir los aspectos de las tácticas a seguir, los procedimientos de
convoy y realizar los seguimientos
relativos a los contactos sostenidos con los submarinos enemigos y otras tareas,
entre ellas, las de enlace entre las diferentes
fuerzas, incluyendo las aviación naval. Al arribar al puerto de la Habana, la
sede de la flotilla estaba lista y en pleno funcionamiento.
El Encuentro
La tarde del 15 de mayo
de 1943, los mercantes Wanks y Camagüey de banderas hondureña y cubana
respectivamente, habían soltado amarras en el Puerto de Sagua la Grande, para dirigirse, formando convoy, rumbo al
puerto de Matanzas. En más de tres ocasiones se había fijado la hora de partida
de las embarcaciones, sin que existiera una causa aparente, lo que sólo se
explicaba con la intención de crear confusión, si dicha información lograba
filtrarse al enemigo; no obstante, finalmente se dio la orden de zarpar, debido
a las prohibiciones que se habían establecido de no navegar de noche si ello no
era absolutamente necesario, dado los peligros que entrañaban la presencia de
los submarinos que aprovechaban la oscuridad nocturna para efectuar sus
ataques. A bordo de los mercantes el ánimo era tenso; sólo tres días antes, el
12 de Mayo de 1943 y cerca de las 18:00 horas, el buque tanque Mambí de la
Cuban Destilling Company, procedente de
La Habana, fondeaba en el puerto de Nuevitas, allí debía permanecer hasta la
mañana del día siguiente para zarpar con dirección a Cayo Mambí en el Puerto de
Sagua de Tánamo con el objeto de cargar miel y más tarde unirse a un convoy con
destino a Estados Unidos;
sorpresivamente se produjo un cambio en el programa del itinerario del
buque, pues muy cerca de las 23:00 horas se recibieron señales hechas con el
blinker de un caza submarinos cubano que ordenaba al mercante hacerse de inmediato a la mar acompañando al
buque cisterna Nickeliner, de bandera norteamericana, el cual transportaba
amoníaco líquido que debía descargar en
los muelles de Lengua de Pájaro. Ya fuera del puerto, el Mambí, el único
mercante cubano artillado, con dos ametralladoras calibre 30mm. a ambos lados
del puente de mando y con un cañón de 3 pulgadas en la zona de popa, junto al
Nickeliner formaron convoy, y los dos mercantes comenzaron a navegar uno muy
cerca del otro escoltados por dos caza submarinos de la Marina cubana; era el
Convoy NC-18.
A 6 millas de Faro
Manatí, en estado de alerta y en absoluto silencio flotando sobre la superficie
del mar, se encontraba el U-176 al mando de Reiner Dierksen, cuyo casco
totalmente pintado de negro sólo exhibía el dibujo de un enorme Balkenkreuz o cruz de barras con el dibujo de la
silueta de un IXC en su centro, que como un gigantesco tatuaje, mostraba en los
laterales de su torre.
Balkenkreuz o cruz de barras con la silueta del un submarino del tipo IXC, emblema del U-176. Durante su primera patrulla, este submarino utilizo en su torre el dibujo de un "corazón de pica".
La noche era despejada
y con una luna brillante, cuando el convoy apareció en el horizonte visible del
submarino, éste se sumergió cautelosamente y volvió a permanecer en silencio,
esta vez al acecho. Eran cerca de las 04:00 de la madrugada, cuando el Capitán
alemán ordenó disparar un torpedo en dirección al barco cubano Mambí y poco
después repetía la operación, esta vez sobre el buque estadounidense; minutos
más tarde el submarino inició su inmersión a toda velocidad al tiempo que
emprendía una sigilosa y rápida acción de evasión.
El primer torpedo hizo
blanco sobre la nave cubana a la altura del puente de mando, partiendo su casco
en dos mitades, lo que provocó su rápido hundimiento; casi simultáneamente se
producía el impacto del otro torpedo alemán sobre el Nickeliner, abriéndole un
enorme boquete y provocando un dantesco
incendio, cuyas llamas no tardaron en propagarse por toda la nave; no obstante,
por sus características, dicha embarcación tardó en hundirse, lo que permitió
que todos sus tripulantes pusieran a salvo sus vidas. Una suerte muy diferente
a la que correrían los tripulantes de la embarcación cubana; de sus 34
miembros, sólo 10 pudieron llegar a tierra con vida.
Los caza submarinos que
servían de escolta, sobrepuestos a la sorpresa inicial, emprendieron de
inmediato junto con el destructor norteamericano USS Brennan, una frenética
búsqueda del submarino atacante, pero sin éxito alguno; el U-176 había logrado
su nefasto propósito, escapando rápidamente de la persecución de las naves
cubanas y norteamericanas, al sumergirse en las profundidades marinas. Con el
hundimiento del Mambí y Nickeliner, se elevaban a once, las embarcaciones
enviadas al fondo del mar por el U-176.
Conocedores de lo
acontecido, los mercantes Wanks y Camagüey avanzaban a la velocidad de 8 nudos,
la reglamentaria para los convoyes y flanqueados por los caza submarinos; uno
de ellos, el CS-22, se movía constantemente, situándose a un lado u otro de los
mercantes en franca maniobra de cobertura; al frente del convoy viajaba el
CS-11, Jefe de la Escolta y cerrando la protección, se encontraba el CS-13. A
las 17:15 horas en la latitud 23º,21 y longitud 80º,18´ oeste, con el cielo
teñido de un azul intenso apareció un hidroavión de la Marina norteamericana,
un Vougt Sikorsky Kingfisher, perteneciente al Escuadrón VS-62 con base en la
Estación Aéreo Naval norteamericana de Cayo Francés, el cual al acercarse al
lugar, detectó la presencia de un submarino enemigo, debido al resplandor,
provocado por la luz solar al reflectarse sobre el lente del periscopio. El
avión se dirigió de inmediato al lugar del avistamiento y pudo observar la
sombra del submarino; de este modo, al tiempo que se ponía en contacto radial
con la escolta, lanzaba una bomba de humo para marcar el perímetro y comenzó a
volar describiendo círculos en torno a la zona de lanzamiento, distante como a
una milla y media a estribor de la popa del barco que lideraba la escolta. El
Comandante del CS-11 puso en estado de alerta sus fuerzas ante la inminente
presencia de un submarino, ordenando por radio al CS-13, que se dirigiera a la
zona señalada por el avión y entrara en combate.
Alférez de Fragata Mario ramírez Delgado, comandante del CS-13 que hundío al poderoso U-176. Héroe indiscutible de aquella jornada
El convoy había girado 45º a babor y para entonces el CS-13 ya se dirigía a toda máquina, a la velocidad de 15 nudos, en dirección a la zona de confrontación. Al aproximarse a unas 400 yardas del objetivo, el Operador de Sonar, Norberto Collado Abreu, estableció contacto con el sumergible enemigo, cuyo sonido resultó ser muy claro con marcado efecto doppler[3][1] y ruido de propela; el objetivo se movía entonces apresuradamente e iniciaba una rápida inmersión al saberse descubierto y amenazado; fue entonces que el Comandante del CS-13, el Alférez Ramírez Delgado ordenó girar 25º sobre el objetivo y atacar, produciéndose de inmediato el lanzamiento de la primera carga de profundidad, prefijada ésta a 100 pies, seguida de otras dos a 150 y 200 pies respectivamente, cambiando el rumbo entre la segunda y tercera carga, para corregir cualquier velocidad adicional aplicada por el submarino en su intento de evadirse. Las dos primeras cargas explosionaron normalmente, provocando el levantamiento de dos enormes columnas de agua espumosa y clara, en cambio, tras la tercera explosión se escuchó una cuarta, quizás provocada por el estallido de la sala de torpedos del submarino y en esta ocasión, la explosión fue de tal virulencia que el caza submarino hundió su proa en el agua, la que llegó a penetrar hasta el cuarto de máquinas; ésta última explosión estuvo acompañada por una columna de agua de color pardo fangoso que se elevó a una altura muy superior a las anteriores, entonces el caza submarino giró a babor y apagó sus motores; por el aparato de sonar se recobró el contacto con el objetivo a unas 400 pies, pero en esta ocasión no se produjo movimiento, ni ruido de motores, ni efecto doppler; el contacto ahora era muy claro y metálico, y el marinero Norberto Collado manifestó al Capitán de la nave que lo que escuchaba no podía provenir del remolino provocado por la bomba de profundidad, por lo que el Alférez Ramírez pensó que el submarino permanecía quieto y procedió a ordenar que se apagaran los motores, manteniendo así la nave por espacio de tres minutos al cabo de lo cual, ordenó ponerlos en marcha nuevamente y atacar; esta vez la profundidad del U-boat fue fijada a 400 pies, procediéndose a un nuevo ataque, lanzándose otras dos cargas, una a 200 y la otra a 400 pies.
Poco después del segundo ataque, el CS-13 se colocó sobre el área de la última explosión y silenciando nuevamente sus motores, inició un cuidadoso sondeo acústico; no se produjo entonces ningún contacto, pero fueron escuchados durante aproximadamente dos minuto algo parecido al sonido que provocan las burbujas de aire en el agua al escapar de un recipiente semicerrado, lo que a juicio del Capitán y el operador de sonar, no podían en ningún caso estar provocados por el lanzamiento de la última carga de profundidad, debido a que la misma había tenido lugar 8 minutos antes. La tercera carga lanzada en el primer ataque, produjo la aparición de una pequeña mancha de combustibles en la superficie del mar, que fue aumentando de tamaño hasta llegar a alcanzar un diámetro de cerca de 900 pies, entonces el Capitán del Cazasubmarinos ordenó a uno de los marineros de su tripulación que recogiera con la ayuda de un cubo y una tela, muestras de aquella mancha para que fuera posteriormente analizada en el Laboratorio de la Marina; desafortunadamente, dicha muestra se perdió posteriormente a causa de la mar gruesa que luego se presentó a la altura de la costa de Matanzas y lo poco que pudo salvarse de la misma en el recipiente y en la tela, además de adulterado, resultaba insuficiente para la realización de un análisis químico preciso. Después del ataque, el CS-13 permaneció en el área del encuentro por espacio de dos horas, al cabo de lo cual se dirigió a toda velocidad para incorporarse nuevamente al convoy, lo que se produjo alrededor de la 19:35 horas.
Norberto Collado Abreu, operador de sonar del CS-13 en los días de su enfrentamiento con el U-176.
Cazasubmarinos patrullando las costas en busca de enemigos.
Caza submarinos CS-13 responsable del hundimiento deel U-176 en aguas cubanas, el 15 de mayo de 1943.
Vista aérea de Cayo Francés puesto Naval del Escuadrón VS/62 a donde pertenecía el avión Kingfisher que participó en el descubrimiento de la presencia del U-176.
Caza submarino de 83 pies similar al CS-13, a toda máquina y lanzando una carga de profundidad.
Miembros del Escuadrón VS/62 en la Base de San Julian, detrá,s uno de los aviones Kingfisher implicado en el Incidente 3208. Foto cortesía Richard Zeni. Copyright.
Capitán de Corbeta Reiner Dierksen, cComandante del U-176, que sostuvo el enfrentamiento con el CS-13 cubano.
Reiner Dierksen en la cubierta de su submarino, el U-176, hundido en aguas al norte de la Isla de Cuba. Observese el corazón de pica dibujado en su torre.
Tripulantes del U-176 en la cubierta de este submarino en aguas próximas Cuba.
Durante el
trayecto de retirada, el avión Kingfisher sobrevoló el convoy a baja altura y
el operador de radio de la aeronave, situado en la carlinga trasera agitó sus
manos entrelazadas a la altura de la cabeza en señal de felicitación al CS-13 [2].
El 16 de
mayo, el día siguiente del encuentro sostenido entre el CS-13 con el submarino
alemán, se convocó una reunión en el
Salón de Conferencia de la sede de la Flotilla de Caza Submarinos, donde
asistieron algunos de los mandos superiores como el Comodoro Luis Díaz
Argüelles, Jefe del Estado Mayor de la Marina de Guerra; el Coronel Gerald F.
Galpin, Jefe de la Misión Naval Norteamericana
y los oficiales de los caza submarinos que habían participado en los
hechos. En dicha reunión estaban presentes el Capitán de Corbeta Marcos Pérez
Medina, Jefe de la Flotilla de Cazas Submarinos, además, los Tenientes de Navío
Ramiro Ceballos Cigarroa, J´ de la División nº 1 y Comandante del CS-11 al
mando de la escolta y Rafael Valiente Griñán, Jefe de la División nº 2; así
mismo, el Alférez Hipólito Penabad, Comandante del CS-22 que formaba parte de
la División nº1 en sustitución del CS-12 y los Alférez Mario Ramírez Delgado,
Comandante del CS-13 y Carlos Cuadra Garrote 2º Comandante de dicha
embarcación, además del Marino de 2ª
Clase y Operador de Sonar del CS-13, Andrés Abela Arostegui. En dicha reunión
no pudo estar presente el otro Operador de Sonar del CS-13, el marinero
Norberto Collado Abreu por encontrarse de baja médica, debido a que durante el
enfrentamiento con el U-176, en el momento del lanzamiento de una de las
últimas cargas de profundidad, olvidó retirar los audífonos, recibiendo todo el
efecto sonoro del impacto, lo que le daño los oídos.
El Teniente Ramiro Ceballos Cigarroa
explicó los hechos que se habían producido en los instantes previos a su
decisión de enviar a presentar combate al enemigo al caza subamrinos CS-13. El
Alférez Mario Ramírez Delgado narró los momentos vividos por la tripulación y
reprodujo con detalles todo lo acontecido el día anterior durante el encuentro
con la nave enemiga, ayudado de un enorme mapa de la zona donde se habían producidos
los hechos; todos escuchaban con atención, el Coronel Galpin tomaba notas
constantemente, la intervención del Alférez Ramírez solo se vio interrumpida
por las aclaraciones oportunas del Alférez Carlos Cuadras Garrote, 2º
Comandante del CS-13 y el Operador de Sonar Andrés Abela, quienes ayudaron a
esclarecer algunas dudas planteadas por los presentes. A finalizar la reunión,
una vez más el Alférez Mario Ramírez recibía la felicitaciones de sus
compañeros de Armas, en especial las del Coronel Galpin quien transmitió un
saludo del Embajador norteamericano y de los altos mandos del Cuartel General
de Frontera del Golfo. Poco después de concluida la reunión, el Alférez Ramírez
recibía una llamada del Palacio Presidencial; el Presidente de la República Fulgencio
Batista y Zaldívar, desde su despacho se
había puesto en contacto con el Oficial para saludarle y felicitarle a él y al
resto de su tripulación en nombre del Gobierno, del pueblo cubano y en el suyo
propio por el hundimiento del submarino enemigo; no obstante, le indicó de
modo imperativo que no debían hacer ninguna manifestación de celebración, ni
comentario al respecto fuera de ámbito de su unidad, puntualizando que aquella
indicación constituía una orden que debían cumplir escrupulosamente. El momento,
explicó, aconsejaba mantener discreción y silencio, ty que tanto el embajador
Spruillen Braden, como al Agregado Naval Galpin eran también de esa opinión.
Luego le manifestó que había dado instrucciones precisas para atender cualquier
requerimiento personal o de índole familiar de los tripulantes del CS-13 y que
había solicitado para ellos al Capitán Marcos Medina, la concesión de un
permiso especial. Antes de terminar, Batista le reitero sus felicitaciones. El
Alférez Ramírez, se sintió confundido, ¿cómo podía explicarle a sus hombres
aquella orden presidencial?
De izquierda a derecha, Mario Herrera (investigador), Alfred Eik, ex Comandante del U-510 y ex Primer Oficial del U-176 (sobrevivió al hundimiento del U-176, pues no participó en la última patrulla de este submarino), Dankward Merder, ex especialista en armamentos de la aviación alemana y familiar allegado del maquinista del U-176 Maltzahn, von Hartwig (muerto en el incidente); Oswald Kulick, ex Jefe de Comunicaciones del “Aviso Grille” y el Lic. Maximino Gómez Álvarez, historiador y autor del presente trabajo, quien ha realizado una rigurosa reconstrucción del encuentro del CS-13 con el U-176.. Foto, Archivo del autor.
El mismo 15
de mayo de 1943, el Embajador de los Estados Unidos en la Cuba Mr Spruillen
Braden, había recibido la información del encuentro del CS-13 con un submarino
alemán, a través de un mensaje enviado por el propio piloto del Kingfisher y
nada más enterado del resultado del encuentro con la embarcación cubana y los
resultados del ataque, se dirigió personalmente a la sede del Estado Mayor de
la Marina de Guerra en el Castillo de la Punta, para expresar las
felicitaciones y el agradecimiento del Gobierno norteamericano a la marina
cubana. El Embajador quería, además, acordar la forma en que se daría a conocer
la noticia, para que coincidiese con el informe diplomático que brindaría a su
Gobierno y como no existían pruebas concluyentes del que el submarino había
sido hundido, se acordó difundir una nota de prensa donde se mencionara que un
submarino había sido atacado y el convoy había arribado felizmente a su
destino. En realidad se habían dado a lo largo de la guerra, varios casos en
que se habían reportado hundimientos exitosos de sumergibles alemanes y luego
estos, aparecían semanas más tarde operando nuevamente; tal es el caso del
U-154, que el 29 de marzo de 1944, fue detectado por el destructor colombiano
“Caldas” mientras escoltaba al buque tanque “Cabimas”, lanzándole al submarino
6 cargas de profundidad. Al creerse hundido, el Comandante del destructor fue
condecorado poco después con la Cruz de Boyacá. En realidad, el U-154 había logrado
evadir el ataque y había huido en dirección norte donde continuó operando. El 3
de julio de ese mismo año, el U-154 fue hundido al oeste de Madeiras como
consecuencia de las cargas de profundidad lanzadas por los buques de guerra
norteamericanos “USS Frost” y “USS Inch”.
Es cierto
que causar daño a los submarinos, suponía que estos tuvieran que regresar a sus
bases y en ocasiones sufrir complejas reparaciones, ello ya era tenido por una
victoria, toda vez, que poner fuera de combate una de estas unidades obligaba
al mando alemán a sustituirlas por otras y durante un importante periodo de
tiempo, no tener control sobre determinada área marítima. Finalmente los
acuerdos tomados de carácter informativo, fueron comunicados por el Teniente de
Navío Julián Morales Travieso, Jefe del Negociado de Prensa del Estado Mayor de
la Marina de Guerra cubana y Secretario del Comodoro Julio Díez Argüelles, al
Gabinete de la Presidencia y con una nota personal dirigida al Presidente de la
República Fulgencio Batista y Zaldívar. En Cuba los medios de difusión
guardaron silencio, a pesar de que la misma noche del 15 de mayo, una estación
de radio de la base Naval de Guantánamo difundió la noticia del encuentro con
un submarino y donde señalaba la posibilidad de que hubiera sido hundido. De
forma similar, dicha noticia, fue igualmente difundida en aquellos días por la
BBC de Londres. Al mes siguiente, el 11 de junio de 1943, el periodico "Pittsburgh-Post Gazette" hacia público el reconocimiento del Presidente Fulgencio Batista con relación al hundimiento de un submarino alemán por la acción de una embarcación cubana.
En este punto, debemos hacer algunas aclaraciones que a nuestro juicio resultan oportunas; el ex operador de sonar Norberto Collado Abreu en su libro autobiográfico “Collado Timonel del Granma”, afirma que: “Cuando el Contramaestre Luis Valdés recogía las muestras de petróleo de la superficie, un avión Kingfisher, que había estado reparándose en Florida, venía de regreso a su base (Estación Naval de Cayo Francés) el piloto en un acto de alarde, lanzó al agua una bomba de humo y sobrevoló el lugar varias veces. Entonces sacó su mano para saludarnos haciendo la “V” de victoria y con la misma siguió rumbo a su destino. En ese momento ya todo había pasado…”-más adelante continua afirmando- “Como es de suponer, aquella amplia dotación la formaban hijos de “alguien”. (se refiere a los miembros del Escuadrón VS-62 y el entrecomilladlo surgiere un carácter peyorativo). Para muchos, ellos estaban en el frente de combate en el Pacífico y se encontraban realmente en Guantánamo, Baracoa, Moa, Sagua de Tánamo, Antilla, hasta Nuevitas y otros puertos de nuestra costa norte, donde desembarcaban y atropellaban a las mujeres, las trataban como a prostitutas, se burlaban de las leyes, costumbres y hasta de nuestra historia…” [3], y a continuación hace referencia al incidente que tuvo lugar el 11 de marzo de 1949, donde un grupo de marinos norteamericanos en estado de embriagues realizaron actos irrespetuosos en el monumento al patriota cubano José Martí en el Parque Central de la Habana (orinando sobre la escultura del prócer independentista), hecho que según afirma, presenció por casualidad. En realidad existen suficientes pruebas que demuestran que el avión Kingfisher del Escuadrón VS-62, había despegado en vuelo rutinario de patrullaje, desde su base enclavada la Estación Naval de la US Navy en Cayo Francés; dicho avión por existir condiciones excepcionales de visibilidad pudo advertir la presencia de un submarino de color negro cuya torre y periscopio se apreciaban en la superficie; el submarino, probablemente al saberse descubierto inició una rápida inmersión y el avión que se había percatado de la proximidad de un convoy, se dirigió al área de avistamiento, lanzó una bomba de humo y comenzó a volar describiendo círculos en torno al objetivo; casi simultáneamente el caza submarino CS-11, Jefe de la escolta, apercibido de lo que estaba sucediendo cursa la orden por radio al CS-13, para que se dirija al área y se produce el primer contacto sonoro que es informado por el operador de sonar. A medida que la embarcación se dirigía a toda máquina hacia el lugar, el avión continúo describiendo círculos, moviendo las alas y acelerando y desacelerando el motor, señal convenida por la aviación para avisar la presencia de un submarino. El Kingfisher, pese a estar armado con bombas antisubmarinas, no las lanza, dado que confía en la mayor efectividad de un caza submarinos en este tipo de encuentro y es entonces cuando se escenifica toda la persecución, detección y ataque certero por parte del CS-13 cubano, que logra poner fuera de combate al u-boat alemán. El avión había permanecido volando en torno al área, para ofrecer cobertura al CS-13 en caso necesario, dada las escasas posibilidades de este tipo de embarcación, si era sorprendida en la superficie por un submarino. Una vez que se hace evidente que la embarcación enemiga ha sido hundida o al menos sensiblemente dañada, el avión decide retirarse tomando rumbo a su base, no sin antes realizar un vuelo a baja altura sobre el convoy y es entonces que el operador de radio de la aeronave, situado en la carlinga trasera, con los puños entrelazados a la altura de la cabeza hace una señal agitando los brazos a un lado y a otro, en señal de felicitación al CS-13. A nuestro juicio y consultados algunos expertos, estos afirman que la tripulación del Kingfisher actuó con total profesionalidad.
Como demuestra esta noticia aparecida en el periodico norteamericano "Pittsburh-Post Gazette", el hundimiento se le atribuye por completo a la acción de la Marina de Guerra de Cuba
En este punto, debemos hacer algunas aclaraciones que a nuestro juicio resultan oportunas; el ex operador de sonar Norberto Collado Abreu en su libro autobiográfico “Collado Timonel del Granma”, afirma que: “Cuando el Contramaestre Luis Valdés recogía las muestras de petróleo de la superficie, un avión Kingfisher, que había estado reparándose en Florida, venía de regreso a su base (Estación Naval de Cayo Francés) el piloto en un acto de alarde, lanzó al agua una bomba de humo y sobrevoló el lugar varias veces. Entonces sacó su mano para saludarnos haciendo la “V” de victoria y con la misma siguió rumbo a su destino. En ese momento ya todo había pasado…”-más adelante continua afirmando- “Como es de suponer, aquella amplia dotación la formaban hijos de “alguien”. (se refiere a los miembros del Escuadrón VS-62 y el entrecomilladlo surgiere un carácter peyorativo). Para muchos, ellos estaban en el frente de combate en el Pacífico y se encontraban realmente en Guantánamo, Baracoa, Moa, Sagua de Tánamo, Antilla, hasta Nuevitas y otros puertos de nuestra costa norte, donde desembarcaban y atropellaban a las mujeres, las trataban como a prostitutas, se burlaban de las leyes, costumbres y hasta de nuestra historia…” [3], y a continuación hace referencia al incidente que tuvo lugar el 11 de marzo de 1949, donde un grupo de marinos norteamericanos en estado de embriagues realizaron actos irrespetuosos en el monumento al patriota cubano José Martí en el Parque Central de la Habana (orinando sobre la escultura del prócer independentista), hecho que según afirma, presenció por casualidad. En realidad existen suficientes pruebas que demuestran que el avión Kingfisher del Escuadrón VS-62, había despegado en vuelo rutinario de patrullaje, desde su base enclavada la Estación Naval de la US Navy en Cayo Francés; dicho avión por existir condiciones excepcionales de visibilidad pudo advertir la presencia de un submarino de color negro cuya torre y periscopio se apreciaban en la superficie; el submarino, probablemente al saberse descubierto inició una rápida inmersión y el avión que se había percatado de la proximidad de un convoy, se dirigió al área de avistamiento, lanzó una bomba de humo y comenzó a volar describiendo círculos en torno al objetivo; casi simultáneamente el caza submarino CS-11, Jefe de la escolta, apercibido de lo que estaba sucediendo cursa la orden por radio al CS-13, para que se dirija al área y se produce el primer contacto sonoro que es informado por el operador de sonar. A medida que la embarcación se dirigía a toda máquina hacia el lugar, el avión continúo describiendo círculos, moviendo las alas y acelerando y desacelerando el motor, señal convenida por la aviación para avisar la presencia de un submarino. El Kingfisher, pese a estar armado con bombas antisubmarinas, no las lanza, dado que confía en la mayor efectividad de un caza submarinos en este tipo de encuentro y es entonces cuando se escenifica toda la persecución, detección y ataque certero por parte del CS-13 cubano, que logra poner fuera de combate al u-boat alemán. El avión había permanecido volando en torno al área, para ofrecer cobertura al CS-13 en caso necesario, dada las escasas posibilidades de este tipo de embarcación, si era sorprendida en la superficie por un submarino. Una vez que se hace evidente que la embarcación enemiga ha sido hundida o al menos sensiblemente dañada, el avión decide retirarse tomando rumbo a su base, no sin antes realizar un vuelo a baja altura sobre el convoy y es entonces que el operador de radio de la aeronave, situado en la carlinga trasera, con los puños entrelazados a la altura de la cabeza hace una señal agitando los brazos a un lado y a otro, en señal de felicitación al CS-13. A nuestro juicio y consultados algunos expertos, estos afirman que la tripulación del Kingfisher actuó con total profesionalidad.
El Alférez
Mario Ramírez afirmó en su informe del
día 16 de mayo de 1943, un día después del encuentro, que:
“…De no
haber aparecido el avión en aquella dirección noroeste, es decir, en la opuesta
a la que navegaba el convoy, difícilmente los caza submarinos le hubieran
podido descubrir y por el contrario iban derecho a la emboscada que el
submarino les había tendido, pues su posición era la más conveniente para un
ataque con arma de esa clase…” [4].
Aquí se pone
de manifiesto la importancia de la presencia del avión Kingfisher lo que está
en franca contradicción con la versión de Norberto Collado, quien afirma
que:
“… el piloto, en un acto de alarde
lanzó una bomba de humo y sobrevoló el lugar varias veces… en ese instante ya
todo había pasado” [5]. Sin embargo,
como asegura Ramírez en su testimonio “…El
piloto del avión no se había separado de lugar, ni siquiera por un instante,
dispuesto a ayudarnos en caso de que el submarino saliera a la superficie…”6].
Debemos
señalar que los miembros del Escuadrón de Kingfisher de Cayo Francés no gozaron de ningún privilegio
por estar destacados en esa Estación Naval y en su inmensa mayoría eran hijos
de familias, como las de cualquier otro norteamericano común, sólo que su
puesto de combate estaba en Cuba, escenario también de la guerra y considerado
como un frente más de batalla donde permanecían cumpliendo su misión alejados
de sus familiares queridos y amigos y en difíciles condiciones; según el
testimonio personal de Richard Zeni, tripulante de un Kingfisher del VS-62 en
Cayo Francés, quien afirma que:
“…dormíamos a bordo del San Pascual,
pero sus dormitorios eran muy incómodos, además la comida no era buena y el
abastecimiento confrontaba serios problemas; en varias ocasiones acudimos a la
pesca como forma de autoabastecimiento para aliviar la falta de suministros…” [7].
Este fue el
frente en el que les tocó prestar sus servicios al Escuadrón VS-62, como les
tocó a sus colegas del Escuadrón de Kingfisher VS-62/1 operar en las difíciles
condiciones climáticas del norte, próximas a su base en la Islas Aleutinas. Los
testimonios brindados por Collado a nuestro juicio son valiosísimos, pero en el
caso que nos ocupa, pueden resultar extremadamente imprecisos, entre otras
razones, porque durante todo el incidente del hundimiento del U-176, Collado
permaneció en el cuarto del sonar, donde salvo la percepción sonora, el resto
de lo acontecido no podía ser percibido por él; pero incluso, en su afán por
reafirmar que él sabía que el submarinos había sucumbido al ataque, asegura
que:
“… El submarino trató de sumergirse
rápido hacia las profundidades, donde tenía mayores posibilidades de evadir la
metralla que se le venía encima”- (hasta aquí es cierto que debió haber sido esa la
decisión tomada por el Comandante Dierksen o al menos la más lógica) y luego
continúa- “… y en ese instante el
Comandante le comunicó a toda la dotación que velozmente corrieran hacia la
proa. Esta acción la escuche por mi equipo, pues mientras se produce el
lanzamiento de las bombas, el operador no puede abandonarlo, debe esperar
alerta…” [8]; salvo un error tipográfico o de otro tipo, según lo
afirmado, parece que Collado tenía la posibilidad de escuchar las ordenes que
daba el Comandante alemán y en el caso hipotético de que ello pudiera ser así,
que sepamos, Collado no hablaba alemán y por tanto no podía interpretar ninguna
de las órdenes que pudieran ser escuchada de boca del Comandante alemán u otro
oficial a bordo del submarino. Por otro lado, establecer un paralelo entre los marinos estadounidenses que cumplían
misiones en Cuba como los que ofrendaban sus vidas combatiendo contra el
aguerrido y arrojado soldado japonés en el Pacífico, con aquellos que
cometieron el ultraje de uno de los símbolos patrióticos cubanos, nos parece
una ligereza, pues sin duda estos y otros actos parecidos, no dejan de
constituir hechos puntuales; sería poco serio considerar que todos los soldados
del heroico Ejército Rojo que combatieron a las fuerzas hitlerianas, con
enormes ejemplos de entrega y sacrificios, hasta lograr su derrota, eran de la
misma catadura de los que violaron a más de mil jóvenes alemanas una vez
ocupado Berlín. En la guerra de Angola se registraron no pocos casos de excesos
cometido por soldados cubanos contra mujeres angolanas y ello en modo alguno
puede ser tomado como referente ante la actuación limpia de otros miles de
combatientes que participaron en esa contienda. Por último, debemos señalar,
que no existe ningún documento oficial emitido por Frontera del Golfo, por el
Cuartel General de la Flota estadounidense o por otro de los mandos y elementos
implicados, donde se afirme que el Kingfisher fue el protagonista del
hundimiento del submarino alemán que tuvo lugar el 15 de mayo de 1943; incluso
como se verá más adelante, el propio Agregado Naval de los Estados Unidos en
Cuba, en su informe del día 16 de mayo de 1943, sólo 24 horas después del
encuentro, reconoce que todo el éxito corresponde al CS-13.
La versión
de Norberto Collado del encuentro del CS-13 con el U-176, evidentemente
presenta importantes diferencias con otras brindadas por muchos de los que
fueron también testigos de los hechos, con los documentos históricos de la
época que generó dicho incidente y con la rigurosa reconstrucción realizada por
este autor, lo que a nuestro juicio se puede explicar por varias razones fundamentales; no someter a crítica y
contrastación con otras fuentes determinado juicio que tengamos de un hecho,
aún y cuando hayamos participado de forma directa en él; por otro lado, la
reelaboración psíquica de un recuerdo acontecido
hace más de 60 años, puede condicionar ciertos criterios de interpretación de
la propia experiencia vivida por el individuo. Por último, en el caso que nos
ocupa, se aprecia en el autor la influencia de décadas de pragmatismo
ideológico que ha conducido, incluso muchas veces de modo inconsciente, a un
antiamericanismo visceral que subyace y permanece presente en la psiquis,
generado por los muchos años de tensiones política entre Cuba y los Estados
Unidos; conducta ideológica que ofrece escaso margen para la elaboración de un
análisis imparcial de los hechos históricos en que se vean implicadas ambas
naciones. Aunque en sus memorias Collado manifiesta que:
“…La fuerza naval norteamericana que hasta
el 15 de mayo no había hundido ni un solo submarino, manipuló los
acontecimientos a su favor: silencio primero y después asumieron el
protagonismo de los hechos … Como siempre, el gigante del Norte basado en sus
teóricas geográficas, quiso arrebatarle un acontecimiento importante a la
historia de un pequeño país del hemisferio, olvidando la posibilidad real de
sus hombres de hacer actos de arrojo y valentía…” [9].
En honor a la verdad histórica, debemos
señalar, que hasta el momento no hemos encontrado ni un solo documento oficial
donde los Estados Unidos de Norteamérica se atribuyan la autoría del
hundimiento del U-176, y mucho menos de
forma unilateral.
El día 23 de
mayo de 1943 el Mando Submarino Alemán consigna en los informes de Operaciones
en Curso, que:
“…El
último informe del U-176 fue el 21 de mayo, 9574CD. El barco había recibido la
orden de operar en el Estrecho de la Florida y según varios informes de
avistamientos y uno de un ataque, debe haber llegado a allí. No responde a la
Orden del 16 de mayo para que informara su posición. Según un mensaje
interceptado, un ataque a submarino fue avistado en DM69. El barco podía haber
sido destruido en este ataque. Se le debe considerar perdido…” [10].
Expediente de la US
Navy Force, relativo del Incidente 3208. (NARA,National Archives and Record
Administration, Washington DC.)
Expediente de la US
Navy Force, relativo del Incidente 3208, donde se narra con detalles lo acontecido durante en encuentro del CS-13 con el u-boat.. (NARA,National Archives and Record
Administration, Washington DC.)
Expediente de la US
Navy Force, relativo del Incidente 3208, con detalles del atque efectuado por la embarcación cubana contra el u-boat. (NARA,National Archives and Record
Administration, Washington DC.)
Expediente de la US
Navy Force, relativo del Incidente 3208 con opiniones del mando norteamericano sobre la efectividad del ataque. (NARA,National Archives and Record
Administration, Washington DC.)
Expediente de la US Navy Force, relativo del Incidente 3208. (NARA,National Archives and Record Administration, Washington DC).
Expediente de la US
Navy Force, relativo del Incidente 3208, donde se señala la posibilidad de que el CS-13 dañara severamente al u-boat al que se había enfrentado NARA,National Archives and Record
Administration, Washington DC.
Expediente de la US
Navy Force, relativo del Incidente 3208. (NARA,National Archives and Record
Administration, Washington DC.)
Expediente de la US
Navy Force, relativo del Incidente 3208; donde se reconoce y detalla el ataque del CS-13 contra el u-boat.. (NARA,National Archives and Record
Administration, Washington DC.)
Expediente de la US
Navy Force, relativo del Incidente 3208. Conclusiones del Comite de Valoración de Daños a Submarinos Enemigos, donde dicho Comité en pleno atribuye el principal crédito (autoría) del posible hundimiento del u-boat al CS-13 cubano. (NARA,National Archives and Record
Administration, Washington DC.)
Expediente de la US
Navy Force, relativo del Incidente 3208; Memorandum. (NARA,National Archives and Record
Administration, Washington DC.)
________________________________
[1] Efecto Doppler, llamado así
por su descubridor, el austríaco Christian Doppler, Matemático y físico, nacido
en Salzburgo en 1803 y que falleció en Venecia en 1853. El efecto doppler
contempla la variación de frecuencia producida por el movimiento de una fuente
de sonido. Cuando una fuente de ondas y el observador se encuentran en
movimiento relativo con respecto al medio material que propaga la onda, la
frecuencia de las ondas observadas es diferente de la frecuencia de las ondas
emitidas por la fuente, este fenómeno se conoce como efecto doppler.
[2]Maximino Gómez Alvarez, Condensado del libro “U-boats del III Reich en Cuba” Capítulo I, La
Muerte acecha en el horizonte. Edi. Entrelineas, Madrid, 2009.
[3]Collado Abreu, Norberto; “Collado: Timonel del Granma”, Casa Editorial Verde
Olivo, La Habana 2006. Capitulo: Hundimiento del submarino U-boat-176, páginas
85 y 86.
[4][4]Torregosa Pelayo, Balbis; Tradición
Naval Cubana, artículo
“Hundimiento del Submarino Alemán U-176” páginas 14 y 15. Miami Fl. 1994.
5] Collado Abreu,
Norberto; “Collado: Timonel del Granma”, Casa Editorial Verde Olivo; Capítulo: Hundimiento del submarino
U-Boat-176, página 81. La Habana
2006
[6] Torregosa Pelayo, Balbis; Tradición Naval Cubana, artículo
“Hundimiento del Submarino Alemán U-176” páginas 14. Miami Fl. 1994.
[7] Archivo del Autor. Correspondencia con Richard Zeni. Doc. Nº 006. 2009.
[8]Collado Abreu, Norberto; “Collado: Timonel del Granma”, Casa Editorial Verde
Olivo, Capítulo: Hundimiento del submarino U-Boat-176, La Habana 2006; páginas 85 y 86.
[9]Collado Abreu, Norberto; “Collado: Timonel del Granma”, Casa Editorial Verde
Olivo, Capítulo: Hundimiento del submarino U-Boat-176, La Habana 2006; páginas 85 y 86.
[10] NARA, National Archives
and Records Administration, Washington. “Guides to the Microfilmed Records of
the German Navy, 1850-1945. Records Relating to U-boat Warfare, 1939-1945”: Kriegstagebücher KTB-BdU Diario de
Guerra PG 30324 Roll 4064 pág 425
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