jueves, 12 de septiembre de 2013

U-BOATS EN EL MAR CARIBE



TESTIMONIO DE UN SOBREVIVIENTE DEL RICHMOND CASTLE


Varios son los visitantes de nuestro  Blog, que nos han escrito desde Cuba, Argentina y Estados Unidos fundamentalmente, interesados en conocer el texto integro de la carta dirigida por un sobrevivientes del buque “Richmond Castle”, al periódico inglés “The Telegraph”, que mencionamos en nuestro artículo “Comandantes de U-boats: ¿Monstruos?,  ¿Mito o Realidad?”. Por el interés que ha despertado, ofrecemos a continuación copia del texto integro en inglés y su traducción al castellano.

 Richmond Castle hundido en aguas del Atlántico por el U-176.


The Telegraph
Murderous intent
J. D. Cutcliffe, Bideford, Devon
12:01AM BST 08 Apr 2004
 
Sir — I was horrified to read that the gunnery officer on the submarine Lt-Cdr Albert-George Davies commanded had shot a survivor from a torpedoed Japanese vessel because he had made a "rude gesture" (Obituaries, Apr 2).
I can think of few more horrific, ignominious or sordid intentions than that of Lt-Cdr Davies, who decided to kill all remaining survivors in case there might be later reprisals, and was only prevented from carrying out his plans because of an attack from the air. To shoot a defenceless enemy under such circumstances would have amounted to murder.
Have I a right to be critical of him? I think that I have. I must be one of the few remaining seafarers to have had the dubious privilege of looking up the barrels of an enemy’s armament from a cold sea.
At about midday on August 4, 1942, I was one of some 62 surviving crew clustered together in and around three ships’ lifeboats, one of which was overturned, about 750 miles to the east of Newfoundland. We had just watched our torpedoed ship, Richmond Castle, which had been homeward bound with a cargo of Argentine meat, slide stern-first beneath the Atlantic.
Coming up alongside us was a brand new U-176 under the command of Lt-Cdr Reiner Dierksen. Rumours abounded then that survivors were being shot up by German submariners, and we could see that not only were all the sub’s main armaments manned, but several crew members were also carrying sub-machine guns. We watched its approach with some apprehension.
But Dierksen shouted for the boats to close in on him. He asked if there were any injured and passed over field dressings. Tinned butter, biscuits and other foodstuffs were passed down to the boats, and we were given the course and distance to the nearest land. Dierksen said that he would try to send out an SOS message for us, and wished us "Cheerio, goodbye and good luck" before proceeding on his way.
After nine stormy days trying to sail towards Ireland with an oar as a mast and a square sail made up of two blankets sewn together, our boat was picked up by HMS Snowflake. The crew of the corvette treated us with the utmost kindness and care.
All 18 of us in that boat survived the ordeal, although for several of us it had been a close-run thing. In the two other boats, which were picked up prior to our rescue, 12 men died, most from hypothermia: not one from a German bullet fired in cold blood.
U-176 was sunk in May 1943 off the coast of Florida with the loss of all hands, including Dierksen. The discovery that the compassion he showed was not always matched on our side fills me with anger and remorse.

HMS Richmond Castle hundido en aguas del Atlantico norte el 4 de agosto de 1942.


............................................TRADUCCIÓN......................................................................................



Señor- Me quedé horrorizado al ver que el oficial de artillería de un submarino, el Lt Cdr - Albert George Davies había ordenado disparar a un sobreviviente de un buque japonés torpedeado por haber hecho un " gesto grosero " (Obituario, 02 de abril ) .
Se me ocurren pocas intenciones más horribles, ignominiosas y sórdidas que la del Lt Cdr  Davies, quien decidió matar a todos los supervivientes en caso que pudiera haber más tarde  represalias, y sólo le impidió llevar a cabo sus planes un ataque desde el  aire. Disparar a un enemigo sin defensa en tales circunstancias habría supuesto asesinato.
¿Tengo derecho a ser crítico con él? Creo que lo tengo. Debo ser uno de los pocos marineros que quedan y  que han tenido el dudoso privilegio de ver surgir el barril armado del enemigo en un mar frio.
A eso del mediodía, el 4 de agosto de 1942, yo era uno de los 62 tripulantes sobrevivientes agrupados alrededor de los botes salvavidas de tres naves, una de las cuales fue aniquilada, a unos 750 kilómetros al este de Newfoundland. Habíamos visto nuestro  barco, el Richmond Castle, ser torpedeado cuando conducía  a casa un cargamento de carne argentina, el primero deslizando su popa en el Atlántico.
Surgió junto a nosotros el impecable U- 176 al mando del teniente Cdr Reiner Dierksen.  Los rumores abundaban entonces de que los submarinistas alemanes disparaban a los sobrevivientes  y pudimos ver las armas del submarino y a varios miembros de la tripulación que también portaban metralletas . Esta aproximación la vimos con un poco de aprensión.
Pero Dierksen se dirigió a las embarcaciones llamandolas a gritos para que se acercaran  a él. Me preguntó si había algún herido entre nosotros y nos pasó apósitos de campo, mantequilla enlatada, galletas y otros alimentos de los que se llevan en los barcos, y recibimos el curso y la distancia a que estabamos de la tierra más cercana. Dierksen nos dijo que iba a tratar de enviar un mensaje de emergencia SOS para nosotros, y nos deseó "Cheerio, adiós y buena suerte " antes de seguir su camino.
Después de nueve días de tormenta tratando de navegar hacia Irlanda con un remo como mástil y una vela cuadrada formada por dos mantas cosidas, nuestro barco fue recogido por el HMS Snowflake. La tripulación de la corbeta nos trató con la mayor amabilidad y atención.
Los 18 miembros de nuestro barco sobrevivimos a la prueba, aunque para muchos de nosotros  había sido algo muy difícil. En los otros dos barcos, que fueron recogidos antes de nuestro rescate, 12 hombres murieron, la mayoría de  hipotermia, pero ni uno solo de una bala alemana disparada a sangre fría.
El U-176 fue hundido en mayo de 1943 frente a las costas de la Florida con la pérdida total de su  tripulación, incluyendo  a Dierksen . El descubrimiento de que la compasión que mostró él no siempre la encontramos de nuestro lado, me llena de ira y remordimiento.



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Fuente:

Internet:  http://www.telegraph.co.uk/comment/letters/3604603/Murderous-intent.html





lunes, 9 de septiembre de 2013

U-BOATS EN EL MAR CARIBE



¿PODÍAN HABER SIDO MAYORES LOS TRIUNFOS DE LA UNTERSEEBOOT EN LA BATALLA DEL CARIBE?


Por  Maximino Gómez Álvarez  (Historiador y asesor del International Maritime Foundation)



Aún y cuando los historiadores reconocen los enormes éxitos alcanzados en la primera etapa de la intervención de los u-boats en la Batalla del Caribe; muchas veces escapa al análisis el hecho de que estas victorias podían haber sido mucho mayores, pudieron haber cambiado sustancialmente el curso de la guerra y alejado la victoria aliada e incluso haberla puesto en peligro. Los hechos así lo demuestran; sin embargo, una falta de visión estratégica por parte del Alto Mando Alemán, la toma de decisiones equivocadas y una conducta errática en la conducción de la guerra submarina en sentido general, constituyeron un auténtico lastre en la consecución de la victoria de estas fuerzas.
El Führer Adolf Hitler compartió con el Almirante Erich Raeder desde fechas tan tempranas como 1937, la necesidad de que Alemania acometiera un ambicioso programa de construcción naval (el denominado Plan Z), prevista su culminación para 1948, y que pretendía para ese país un aumento considerable de sus fuerzas navales con el marcado objetivo de superar o al menos equilibrar su flota a la de la Royal Navy británica, todo ello, con vistas a un futuro enfrentamiento con dicha nación. No obstante, al producirse la entrada de Inglaterra en el conflicto, apoyando a Polonia y Francia, Hitler ordenó la reducción del mencionado Plan Z a un su plazo de ejecución de sólo 6 años. Tanto Erich Raeder como Karl  Döenitz, fueron sorprendidos con la entrada en la guerra de Gran Bretaña; para finales de 1939 la Kriegmarine no se encontraba preparada para enfrentar a la Royal Navy; la flota alemana de superficie era diminuta en comparación con la de su contrincante y en el caso de la flota de submarinos, esta sólo disponía de 56 unidades, de las cuales a penas 26 estaban aptas para operar en el Atlántico; el resto, en su mayoría submarinos del Tipo II, tenían un alcance tan limitado que sólo podían operar en el Mar del Norte.


El Almirante Döenitz nunca pudo persuadir al Führer de la importancia estratégica de los u-boats.

Desde que se inició el conflicto mundial y hasta que los Estados Unidos entraron en la guerra, la pequeña y aún inadecuada flota de submarinos alemanes  libró una feroz batalla en el Atlántico Norte tendiente a la disminución sistemática de los suministros a Inglaterra; más de 950 buques mercantes fueron hundidos por los u-boats, lo que representaba el haber enviado al fondo del océano  cerca del 50%  del total de los suministros destinados a Inglaterra, y todo ello fue alcanzado con la pérdida  en dos años de sólo 95 u-boats. Mientras cosechaban estos éxitos, se había mantenido una discreta construcción de nuevos submarinos, pese a los reiterados consejos de Döenitz en esta dirección, quien consideraba, sin ningún género de dudas, que gran parte de la guerra estaba llamada a ganarse en los mares. Alemania, en cualquier caso, había establecido entonces, una estrategia tendiente a evitar cualquier enfrentamiento directo con los Estados Unidos y para ello se habían cursado importantes instrucciones en este sentido a los mandos de los u-boats;  dado que la demora de la entrada de ese país en la guerra debía ser aprovechada en el fortalecimiento de su flota submarina, incluyendo la construcción de un mayor número de unidades, las que serían necesarias una vez que cambiara la situación y los norteamericanos se vieran implicados directamente en el conflicto. Cuando se produce el ataque  japonés a Pearl Habor, considerado por Döetniz prematuro,  y Norteamérica declara la guerra al Eje Tokio-Berlín-Roma, el Mando Submarino alemán no tiene otra alternativa que  adelantar su ofensiva a la costa Este de ese país con la denominada Operación Paukenschlag, aprovechando para ello el levantamiento de la restricciones llevado a cabo por Hitler con relación a la zona de exclusión Panamaricana, despachando de inmediato seis submarinos a esa nueva zona de operaciones. Estados Unidos por su parte, debía hacer frente a estos ataques en su costa Este con fuerzas realmente insuficientes, compuestas por 51 aviones de entrenamiento anticuados, 18 aviones de escolta, 6 aviones de patrulla, 3 cazas y un avión torpedero; mientras que por mar sólo disponía de cuatro caza submarinos, los Nº. 102, 330, 412 y 437, 4 embarcaciones menores de patrulla, los yates “Silfo”, “Coral”, “Information” y “Slean”, así como  2 cañoneras anticuadas , 3 lanchas de patrulla y 7 guardacostas, los “Dione”, “Dix”, “Active”, Fredereck”, “Antieram”, “Jackson” y  el “Rush” de los cuales, realmente sólo tres estaban operativos . Estas escasas fuerzas debían acometer la defensa de más de mil kilómetros de costas. Por otro lado, la Operación Paukenschlag no fue divulgada en inició, por lo que como consecuencia de ello y otras descoordinaciones atribuidas al mando norteamericano, ciudades como New York, Atlantic City o Miami no cumplieron el plan de apagones, de modo que la iluminación de dichas ciudades ofrecía una oportunidad única a las operaciones de los u-boats, que disfrutaban de magníficos puntos de referencia para ejecutar sus ataque. El 28 de enero  de 1942 el destructor “USS Jacob Jones” fue torpedeado muy cerca de la costa de New Jersey y el 15 de junio un u-boat hundía dos cargueros a plena luz del día en Virginia Beach, cuyo espectáculo fue presenciado desde la costa por centenares de turistas como si de una puesta en escena teatral se tratara.



En general, los mercantes navegaban solos y pocos, y apenas con patrulla o escolta ocasionales  y sólo después de que los buques víctimas de los ataques perpetrados por los u-boats aumentaran de forma espectacular, se estableció el sistema de convoy conocido como "Leap-Frog"  (Salto de Rana), que consistía básicamente  en viajar próximo a la costa durante las horas del día, para buscar luego abrigo costero donde pasar la noche. Estados Unidos tardó en reaccionar adecuadamente y de haber contado Döenitz con un mayor número de submarinos las pérdidas hubieran sido colosales; el propio Almirante era consciente de ello; el día 10 de diciembre, en un informe  dirigido a su Estado Mayor, donde informa de la decisión Kriegmarine de enviar a las costas americanas sólo 6 submarinos, señala:“…Sólo es de lamentar que no haya suficientes submarinos disponibles para lograr un verdadero “golpe espectacular” (1).
Con el inició de la Operación Nueland, Döenitz condujo el cambio de estrategia, reconduciendo la guerra submarina hacia la zona del Mar Caribe (el hundimiento de un sólo buque cisterna  de combustible era más importante que el hundimiento de 5 mercantes con cereales). Este cambio de estrategia suponía un enorme esfuerzo, si atendemos a la extensión de la travesía que debían cubrir los u-boats,  distancia que los situaban al límite de sus capacidades operativas; pero esta había sido, a pesar de todo una decisión inteligente del Almirante, conocedor de que en esa zona los ataques podían efectuarse en un amplio perímetro y de que los aliados, fundamentalmente Estados Unidos, no disponía de la capacidad para enfrentar sus incursiones y por tanto una supervivencia mayor de los u-boats quedaba de alguna forma garantizada, una vez más un mayor número de unidades submarinas hubieran causados daños insospechados. En un informa del Al Mando de la Unterseboot de fecha 13 de marzo de 1942 puede leerse lo siguiente:  “…Exactamente 2 meses  y medio después del inicio  de la guerra submarina en aguas americanas, ésta presenta el siguiente panorama: 1) Las medidas de defensa por mar hasta el momento  (excepto en la zona de Halifax y Cape Race) son pocas, mal organizadas y  peor entrenadas. 2) La defensa por aire en muchas áreas (Aruba, Hatteras y Halifax) poseen fuerzas suficientes, es cierto, pero comparadas con la de los Ingleses  sólo pueden ser descritas como malas…”(2)

La toma de decisiones equivocadas y una conducta errática en la conducción de la guerra submarina en sentido general, constituyeron un auténtico lastre.

El Almirante  Döenitz y su Estado Mayor sabían que los golpes más contundentes contra la economía norteamericana y por extensión a los Aliados estaban en el corte de la cadena de suministros de combustible; Estados Unidos, como pilar fundamental en el sostenimiento Aliado, tenía sobre sus hombros la responsabilidad de mantener dichos suministros y por tanto se convirtió en un objetivo  prioritario. La fabricación de armamentos, buques y aviones, municiones etc. no podrían funcionar si faltaba el combustible en las cantidades necesarias en la industria, como tampoco podía faltar en el frente de batalla y por ello los ataque de la flota submarina alemana se concentraron fundamentalmente en este objetivo; téngase en cuenta, que para esas fechas, el 95% del combustible destinado a los Aliados pasaba desde los puertos del Golfo a las refinerías de la costa Este, por lo que la destrucción de los buques cisterna que conducían petróleo y gasolina tenían un efecto devastador. Estados Unidos ante las cuantiosas pérdidas llego a considerar planes alternativos, como podían ser el traslado del combustible por ferrocarril o con el uso de camiones cisternas, así como la construcción de una línea de oleoductos, pero tanto en un caso como en otro, analizadas las pérdidas económicas y el tiempo necesario para regularizar las entregas dichas ideas fueron en su mayoría desestimadas, salvo la idea del oleoducto, que después de dos rechazos, fue finalmente aprobado por el Presidente, aun considerando lo costoso que resultaba su acometimiento tanto en materiales, mano de obra y  sobre todo por el tiempo necesario para su culminación. En esta época, pese a las enormes pérdidas infligidas a los Aliados, un ataque a mayor escala y con los medios necesarios a su alcance, los hundimientos de cargueros se habrían   multiplicado sustancialmente y  hubieran puesto en grave riesgo la capacidad de respuesta. A finales de 1942 las existencias de combustible  con que contaban los Aliados para hacer frente con éxito a las operaciones en el norte de África eran casi nulas, por lo que  tuvieron que buscar soluciones alternativas que resultaron enormemente costosas.

 Al principio de la campaña del Caribe, los u-boats cocecharon enormes éxitos.

Los u-boats al principio de la campaña caribeña, como se ha señalado, cosecharon enormes éxitos en su labor, la características geográficas jugaron también un papel determinante, a diferencia del teatro de operaciones del Atlántico, en el Caribe la disposición de los centros de distribución y rutas de mercantes estaban marcados por accidentes que facilitaban las acciones de los u-boats, que por otro lado solían tener lugar en las inmediaciones de los accesos a los puertos de embarque; en  realidad la única zona realmente fortificada en los años previos al estallido del conflicto, lo había sido el Canal de Panamá, bajo la obsesión norteamericana de que la misma podía convertirse en un objetivo prioritario de la aviación alemana y nipona con el uso de portaaviones, por lo que las fuerzas aéreas concentradas allí estaban compuestas fundamentalmente por aviones de caza, que poco  podían  hacer para enfrentar a los submarinos que amenazaban con hundir los mercantes antes de que estos pudieran alcanzar esa vía transoceánica.
 Pese a todas las dificultades confrontadas por la Flota Submarina alemana, los resultados continuaban siendo alentadores, tal y como se puede observar en un extenso informe del Almirante Döenitz a su Estado Mayor, que por su importancia reproducimos en alguna de sus partes más importantes:


“…Es muy probable que un sólo submarino puede causar daños a convoyes, a un solo barco, o incluso a fuerzas navales...el enemigo no atacó a los submarinos que utilizaban la radio, y se alejaban de las rutas; puede que se deba a que no desean dispersar sus fuerzas de escolta…Las experiencias anteriores demuestran que el enemigo probablemente gana información sobre reabastecimiento de embarcaciones o lugar de encuentro en mensajes pasados ​​por los submarinos entre si en las zonas con poco tráfico. No es seguro que el enemigo realice dichas captaciones, posiblemente, un silencio de radio puede sorprender en ciertas zonas del mar …Hasta que este asunto se aclare, los submarinos que regresan deben utilizar su radio tan poco como sea posible. Si el submarino envía señales, esto también puede atraer la atención del enemigo. La estación de control en tierra es responsable de decidir si D/F se utiliza para llevar a cabo un encuentro…”- más adelante  al referirse a la respuesta a las incursiones, señala“… La actividad anti submarina próxima a la costa ha aumentado. Destructores,  guardacostas y buques de escolta están patrullando las rutas de los vapores; a veces los barcos son escoltados por buques de escolta en las zonas especialmente amenazadas ( Hatteras ). A pesar de estas medidas, los éxitos de los submarinos hasta ahora han permanecido en el mismo nivel. Antes de que se iniciara el ataque de los u-boats en América, se sospechó que la actividad anti submarina americana sería débil y sin experiencia, esta conjetura ha sido completamente confirmada. Los buques anti submarinos no tienen ASDI, aunque algunos están equipados con hidrófonos. Las tripulaciones son incompetentes, sin experiencia alguna y poco perseverantes en una cacería. En varios casos, los buques de escolta, buques de la Guardia Costera y destructores, habiendo establecido la presencia de un submarino,  han huido del lugar en vez de atacar. Esta sólo puede ser la única explicación del hecho de que hasta el momento no se han producido pérdidas en aguas poco profundas (20 metros)…”- y al referirse a la actividad de la aviación puntualiza que- “…La actividad aérea también ha aumentado considerablemente. Los submarinos están obligados por ello a permanecer sumergidos durante el día cerca de la costa. En las noches de luna llena, es peligroso debido a la cantidad de aeronaves que participan y los submarinos están obligados a transferir sus zonas de ataque a otras más alejados de las costas. En general, sin embargo, los éxitos de nuestras  embarcaciones son tan grandes, que su operación cerca de la costa está más que justificada y continuará. Con respecto a la disposición en las costas, hasta el momento a los barcos se les ha dado libertad de acción en todas las áreas que sus reservas de combustible les permita. Con la aparición del primer u-boat cisterna (U-459), el rango de resistencia y de funcionamiento de nuestros barcos se ampliará cuando sean suministrados y el número de embarcaciones en las zonas de operaciones se incrementará. Esto significará inevitablemente nueva asignación de áreas a atacar. Si se amplían los tramos de costa que los americanos tienen que defender, tendrán que aumentar el número de buques anti-submarinos de forma considerable. La cantidad de estos buques anti-submarino no se podrá aumentar tan rápido, aunque cuando ello ocurra, estos puntos no seguirán siendo puntos especialmente favorables para el ataque… la disminución de las cifras de hundimiento en el mes pasado se debe a las condiciones poco favorables para el ataque durante el tiempo de luna llena y alta. Los submarinos  no pueden operar en las rutas de tráfico en estas condiciones,  ya que se ven obligados constantemente a permanecer bajo el agua por las numerosas patrullas marítimas y aéreas y no tienen ninguna posibilidad de operar en la superficie y cargar sus baterías… La superioridad de los submarinos sobre las defensas anti submarinas, que  hasta ahora  siempre se ha demostrado, no se puede mantener con luna y condiciones climáticas como éstas… las condiciones de ataque en el área de América siguen siendo muy buenas. La actividad anti  submarina se ha incrementado, pero su poder de combate, su concentración y su determinación de atacar y destruir son pequeñas… todos somos de la misma opinión, a saber, que el área de América seguirá siendo una zona muy favorable para los ataques en los meses venideros y que un alto porcentaje de éxito se puede marcar con muy pocas pérdidas. Con el fin de que el Mando decida si la batalla en la zona de operaciones en América todavía vale la pena (incluso con el número total de éxitos crecientes ) , es necesario comparar los hundimientos por embarcación por mes en el mar. Esto da el siguiente resultado :
  

Tonelaje hundido por embarcación y por mes; Enero 209.000,  Febrero 378.000, Marzo 409.000 y Abril 412.000 Toneladas brutas.

 
Esto demuestra que, a pesar de una actividad anti submarina mayor y una mayor concentración de los Estados Unidos en la guerra submarina,  los éxitos de nuestras embarcaciones han aumentado. Por tanto, su operación en el área de América se indicó. El presente gran número de barcos que se encuentran en plena lucha, demanda un ajuste de combustible (los suministros a los 6 del  Tipo IXC  y  a los 11 VIIC ) permite que toda la zona costera desde Cabo Sable hasta el Cabo Occidental, el Golfo de México y el Caribe pueda ser ocupadas. Al enemigo le resultará imposible evitar a los submarinos con  un tráfico alternativo. Estos barcos podrán llegar a sus áreas de operaciones en el momento más favorable, el 8 de mayo, una semana antes de la luna nueva. El suministro del primer U-boat cisterna ha ido excelente. En total 10 barcos han sido suministrados a la salida, 2 en el camino de regreso, todo en 10 días, cierto es, que con buenas condiciones meteorológicas. El resultado de estas operaciones de suministro sólo puede ser completamente evaluado cuando todos los barcos hayan completado sus patrulla...”(3)

Si bien es cierto que Döenitz supo en un principio sacar partido a sus reducidas fuerzas submarinas, diseñando  sus ataques, dotando a sus tripulaciones de comandantes experimentados que habían sido capitanes de mercantes y por tanto conocían con bastante detalle su zona de operaciones por haber navegado en muchas ocasiones por esas aguas, ello finalmente no fue suficiente. Otras medidas adoptadas para prolongar la capacidad operativa de los u-boats fue la introducción de la “milk kuhe” (vacas lecheras) que aprovisionaban a los u-boats de combustible, municiones y otras vituallas. Otro elemento que jugó en contra de los planes de la Unterseeboot, fue la subestimación por parte el Mando Alemán de la capacidad industrial de Estados Unidos para la construcción de nuevos cargueros, fundamentalmente los del tipo Liberty, por lo que  Estados Unidos logró en un plazo llamativamente corto, una sostenida capacidad de reemplazo de los buques hundidos por otros de nueva construcción, creando un equilibrio entre “pérdidas y sustitución de éstas”, un hecho que resultó determinante.
La importancia de un incremento sustancial de unidades en la flota de u-boats, que tanto reiteramos fue un elementos decisivo, Döenitz los sabía, pero no fue capaz de persuadir al Hitler de ello, quien al parecer, nunca estuvo convencido de lo trascendentalmente importante que era un plan de construcción de submarinos dotados de mayor capacidad de combate y mayor autonomía y la necesidad de desarrollar los medios técnicos para dotarlos de más eficacia; tampoco Hitler supo aprovechar las fuerzas existentes, desviándolas en muchas ocasiones de sus objetivos prioritarios que era el de actuar como bloqueo a los abastecimientos Aliados. En un extenso informe de fecha 21 de junio de 1942, el Almirante Karl Döenitz manifiesta: “…El Führer ha ordenado a un grupo de submarinos operativos se mantengan a disposición para  un posible desembarco en Madeira y las Azores. Esto hace grandes exigencias en la conducción de la guerra submarina. Yo he expresado mis puntos de vista sobre este asunto al Estado Mayor de Guerra Naval de la siguiente manera:
1)     La más importante y, en mi opinión, la función decisiva de los submarinos es hundir tonelaje enemigo y, en vista de que el enemigo se está involucrado en  un mayor programa de construcción de nuevos barcos para el próximo año, ha de hundirse  el mayor tonelaje enemigo rápidamente…
Más adelante continua señalando en su informe que:  “…Con tan pocos barcos disponibles, sería particularmente grave retirar cualquier otro en la actualidad, debido a que las condiciones de ataque en el Caribe, en el momento actual son muy buenas y se deteriorarán en un futuro próximo, cuando se detenga y desvíe el tráfico, montado en convoyes…”  Y continúa en otro párrafo: “… el  B.d.U. también considera que es extremadamente urgente resolver estas cuestiones rápidamente, porque es importante  hundir la mayor cantidad en 1942, antes de que el enemigo aumente sus defensas y sus nuevas construcciones navales reduzcan el efecto de la guerra submarina…”(4)

En plena campaña del Caribe, el Führer decidió desviar parte de las fuerzas submarinas disponibles hacia el norte de África, de esta forma 36 u-boats fueron desplegados en el Mediterráneo, mientras que sólo 13 quedaban operativos  en el Atlántico.
A finales de 1942, la Flota submarina alemana disponía de 350 unidades, pero en la práctica sólo 95 estaban operativas  y de estas sólo 25 permanecían como promedio operando en la zona del Atlántico. Cuando Alemania concentra su esfuerzo bélico en la conquista de la URSS, que requería de un enorme despliegue en hombres, material de guerra y combustible, esto perjudicó sensiblemente el Programa previsto de construcción de submarinos.

 Hitler cometió muchos errores tácticos que resultaron determinantes.

Hitler había cometido muchos errores que resultaron determinantes, había calculado mal la respuesta de Inglaterra a su agresión, subestimó el papel de la guerra submarina en el ya mencionado Plan Z donde dió prioridad a la construcción de buques de superficie. Cuando se agudiza el conflicto bélico, los astilleros ya  no pueden hacer frente de forma eficiente a la reparación de los submarinos dañados y a la construcción de los nuevos, pues no se disponía del personal técnico en las cantidades necesarias, existían grandes dificultades en la entrega de materiales y partes necesarias para su terminación, todo ello agravado por las constantes incursiones aéreas de la  Royal Air Force  que entre sus marcados objetivos, había fijado el hostigamiento constante de los astilleros alemanes.
Cuando lo Aliados comienzan a suministrar un mayor número de embarcaciones y aeronaves dotadas de capacidad antisubmarina y con métodos  más desarrollados de detección, las pérdidas de mercantes comienzan a disminuir; es entonces cuando Alemania decide desplegar parte de sus u-boats disponibles más hacia el sur, en las proximidades de las costas brasileñas.
Uno de los elementos que jugó un papel nefasto en desenvolvimiento de la guerra submarina fue el lento desarrollo de innovaciones tecnológicas para introducirlas en sus unidades y el mayor esfuerzo se centró en dar respuesta a los avances introducidos por Aliados y desarrollar contramedidas; cuando  los aviones aliados son dotados de radares, la Unterseeboot respondió con lentitud; cuando los ingleses  alteraban la frecuencia .de sus radares los alemanes tardaban en responder tecnológicamente. Es cierto que se hicieron algunos esfuerzos notables por parte del Mando Alemán, pero en sentido general, las innovaciones a sus submarinos estuvieron fundamentalmente dirigidas a ampliar su radio de acción y aumentar sus dimensiones, aunque en realidad se habían desarrollado estudios sobre nuevos equipos, torpedos etc. , estos tardaban en fabricarse, introducirse en las embarcaciones y en ponerse a prueba (muchos, incluso jamás fueron examinados en “bancos de prueba” o en polígonos), este retraso se contradecía con la velocidad con que Estados Unidos e Inglaterra introducían sus constantes innovaciones y contramedidas. 

El gigantesco Plan de construcción de cargueros (Liberty) dió a traste con los intentos de Alemanía de asfixiar a los Aliados.

De haber dispuesto la Flota submarina de Alemania de una cantidad adecuada de nuevos submarinos con introducción de nuevos armamentos que hubieran sido capaces de multiplicar las pérdidas de sus “enemigos”, ello hubiera  colapsado la industria norteamericana por falta de recursos, dejando a Inglaterra desprovista del combustible necesario para responder a los ataques de la Luftwafe; con un programa  previo de construcción de submarinos de largo alcance provisto de los elementos técnicos necesarios y  un armamento de vanguardia, el curso de la Batalla del Atlántico, la del Caribe en particular y por extensión, el conflicto en general hubiera sufrido un cambio a favor de Alemania difícil hoy de predecir con exactitud y en toda su dimensión. Una vez más se pone de manifiesto, que la concentración de todo el poder militar en un solo hombre, puede influir  en las decisiones de sus mejores estrategas y conducirlos a la comisión de todo tipo de torpezas tácticas y eso, precisamente ocurrió en caso de la Batalla del Caribe.


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Fuentes:

*Gómez Alvarez, Maximino; "El Incidente 3208: hundimiento del U-176".
(1)NARA, National Archives and Records Administration, Washington. “Guides to the Microfilmed Records of the German Navy, 1850-1945. Records Relating to U-boat Warfare, 1939-1945”: BUp Diario de Guerra. 10 de diciembre de 1941. VI Generales;  número PG-30301A, número de Rodillo 4063
(2)NARA, National Archives and Records Administration, Washington. “Guides to the Microfilmed Records of the German Navy, 1850-1945. Records Relating to U-boat Warfare, 1939-1945”: BUp Diario de Guerra. 13 de marzo de 1942. Generales;  número PG-30305Aª, número de Rodillo 3979.
(3)NARA, National Archives and Records Administration, Washington. “Guides to the Microfilmed Records of the German Navy, 1850-1945. Records Relating to U-boat Warfare, 1939-1945”: BUp Diario de Guerra. 31 de mayo de 1942.Generales;  número PG-30307B, número de Rodillo 3979.  

(4)NARA, National Archives and Records Administration, Washington. “Guides to the Microfilmed Records of the German Navy, 1850-1945. Records Relating to U-boat Warfare, 1939-1945”: BUp Diario de Guerra. 21 de junio de 1942.Generales;  número PG-30308B, número de Rodillo 3980.